La administración de Donald Trump confirmó ayer que está sometiendo a verificación a más de 55 millones de personas con visas estadounidenses válidas, con el fin de detectar posibles infracciones que podrían derivar en la cancelación de los documentos y, en algunos casos, en deportaciones.
Un funcionario del Departamento de Estado explicó que la "verificación continua" se aplica a todos los extranjeros con visas vigentes desde el regreso de Trump al poder en enero.
Según dijo, el proceso incluye la revisión de registros policiales, antecedentes migratorios y cualquier información que surja después de la emisión de la visa y que indique una posible inelegibilidad conforme a la ley estadounidense.
"El Departamento de Estado revoca las visas siempre que existan indicios de una posible inelegibilidad, como permanencia vencida, actividad delictiva, amenazas a la seguridad pública, participación en actividades terroristas o apoyo a organizaciones terroristas", indicó.
Cancelación
Como parte de esta política más estricta, el Departamento de Estado ha incrementado la anulación de documentos migratorios. Desde enero, se ha revocado más del doble de visas en comparación con el mismo período del año pasado, incluyendo casi cuatro veces más visas de estudiante.
Entre los afectados se cuentan centenares de estudiantes extranjeros que participaron en protestas propalestinas contra la ofensiva de Israel en Gaza. También se han reportado cancelaciones por infracciones legales comunes, como conducir bajo los efectos del alcohol o participar en altercados violentos.
Impacto regional
Miles de dominicanos viajan cada año a Estados Unidos bajo estas categorías. La verificación continua implica que cualquier incumplimiento de las normas migratorias o legales puede traducirse en la cancelación de un visado, incluso en situaciones que antes no necesariamente activaban una sanción.
La medida refuerza la línea dura de Trump en política migratoria. No supone deportaciones automáticas, pero introduce un mecanismo de vigilancia permanente que genera incertidumbre entre millones de extranjeros que viven, trabajan o estudian en Estados Unidos.