El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dejó abierta la posibilidad de solicitar autorización al Congreso para realizar ataques militares en tierra contra Venezuela, aunque insistió en que no está legalmente obligado a hacerlo. Sus declaraciones reavivan la tensión entre ambos países y colocan nuevamente sobre la mesa el debate constitucional sobre el uso de la fuerza militar.
Trump realizó estos comentarios al ser cuestionado por la prensa sobre un eventual escenario de intervención, en el que mencionó como argumento central la lucha contra los cárteles del narcotráfico. El mandatario señaló que, aunque podría informar al Congreso, no considera imprescindible hacerlo antes de tomar una decisión.
Congreso, guerra y poder presidencial
Durante su respuesta, Trump afirmó que no tendría inconveniente en comunicar su decisión al Poder Legislativo, pero subrayó que la ley no lo obliga. “No tengo por qué decírselo”, expresó, al tiempo que minimizó la necesidad de una autorización formal previa.
El presidente también manifestó preocupación por posibles filtraciones desde el ámbito político, sugiriendo que estas podrían comprometer decisiones de carácter militar. Según dijo, existen políticos que “filtran como un colador”, en referencia a la divulgación anticipada de planes sensibles.
Trump agregó que no tendría “ningún problema” en solicitar el visto bueno del Congreso si así lo considerara conveniente, aunque dejó claro que la decisión final recaería en la Casa Blanca.
Narcotráfico y acusaciones energéticas
Las declaraciones se producen un día después de que Trump acusara a Venezuela de haber “robado” petróleo a Estados Unidos y de privarlo de supuestos “derechos energéticos”, una afirmación que refuerza el tono confrontativo de su discurso hacia el país suramericano.
El mandatario ha insistido en vincular a Venezuela con el narcotráfico internacional, un argumento que ha utilizado en el pasado para justificar medidas de presión política, económica y diplomática.
Estas nuevas expresiones no implican un anuncio formal de acción militar, pero sí elevan el nivel de retórica y reavivan la incertidumbre regional sobre un posible escenario de confrontación directa.
Las palabras de Trump colocan nuevamente a Venezuela en el centro de la agenda geopolítica estadounidense y abren un debate interno en EE.UU. sobre los límites del poder presidencial en materia de guerra, en un contexto marcado por acusaciones energéticas, seguridad regional y tensiones diplomáticas persistentes.




































































