En los pasillos de la Feria Internacional del Libro 2025, donde el olor a papel se une con el sonido de las notificaciones de celulares, todavía hay jóvenes que eligen perderse en una buena historia antes que en un algoritmo.
Aunque las redes sociales y la inmediatez parecen ganar, aún hay quienes encuentran en la lectura una forma de respirar distinta.
Leen por curiosidad, por amor o por salud mental. Pero queda demostrado que, las páginas no están en peligro de extinción; solo están cambiando de manos. Manos jóvenes que, a pesar del ruido digital siguen buscando algo que las conmueva.
Por escape
“Escapar de la realidad” es precisamente lo que define el hábito para jóvenes como Ilemar Lebrón Martínez, de 19 años. Ella es una lectora de clásicos entre los que mencionó a Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Juan Bosch.
“Yo estoy en este mundo, pero a través de la lectura tú te puedes trasladar a la época”, dijo.
Al preguntarle por qué lee, respondió que la lectura amplía su conocimiento. “También previene el Alzheimer y me hace ser más imaginativa”.
Para Ilemar, sentir las páginas es muy importante. Ella percibe que los jóvenes se están distanciando de los libros, en sus palabras, “se ha perdido el amor hacia la lectura”, y responsabilizó el problema a la digitalización.
“No es lo mismo, porque te entra una notificación de WhatsApp o de Instagram, y automáticamente pierdes la concentración. Entonces, yo creo que son mejores los libros físicos”.
Por entretenimiento
Para otros jóvenes la lectura es ante todo una fuente de entretenimiento variado y, están de acuerdo en que es una herramienta para desconectarse.
Es el caso de James, de 20 años, cuya lista de lecturas es amplísima, demuestra que el género no importa, siempre y cuando la historia cumpla su función de distraer.
"Me gusta leer sobre psicología, romance. También me gusta leer ciencia ficción y la fantasía", dijo.
Para James, esta variedad se convierte en un refugio especialmente durante el descanso de su vida académica.
"En mi caso, con la carrera, yo diría que es, en vacaciones, una fuente de entretenerme, salirme también del teléfono y cosas así", dijo.
Esta necesidad de "salir del teléfono" es tan importante que James lo ve como una disciplina necesaria para todos los jóvenes en la actualidad.
"Con toda esta inmediatez, sí creo que es importante implementar otro tipo de actividad, por lo menos, algunos minutos, dedicarlos para uno salir de todo lo que pasa en el país".
Las redes, ¿enemigas de la lectura?
Todos los jóvenes parecieran echarle la culpa al celular. Yailin Lorenzo, de 22 años, se inclina por el romance y aunque usa ambos formatos (papel y digital), también señaló a la competencia digital como el gran problema.
"Muchas veces, les desinteresa leer porque no encuentran un renglón en específico… También como las redes sociales han influido mucho, ellos mayormente pasan viendo TikTok, Instagram o cualquier documental de Netflix, YouTube y no les atrae la lectura, no tienen ese vínculo", dijo.
Yailin incluso sugiere que combatir esto es una tarea compleja.
"En esta época eso está un poquito complicado porque hay mucha gente que no le interesa la lectura, los jóvenes mayormente utilizan la calle para entretenerse", agregó.
A pesar de esta dificultad, ella coincide con James en el valor terapéutico del libro.
"Siento como que en el país deberían enfocarse más en las personas para que lean, porque muchas veces hay personas que eso le ayuda con su salud mental y encuentran un escape", añadió.
Libros cortos, más lectores
José Alberto Díaz, de 22 años, lector de poesía, entre sus autores favoritos Gabriel García Márquez y Joaquín Balaguer, ofreció una opinión más crítica sobre la importancia de la lectura en la actualidad.
“Para la juventud, no considero que sea muy importante, porque ya uno tiene facilidad de ver un video y sacar una pequeña interpretación", dijo.
Esta facilidad de consumo rápido es lo que, según José Alberto, está obligando a la industria a adaptarse. Él señaló que los libros largos y complejos causan rechazo.
“Hoy en día, los escritores, lo que están haciendo es reducir los libros con menos páginas, porque son más fácil de leer, y la persona lo puede adquirir más rápido… pero cuando se topan con un libro que tiene 600 páginas, lo que le toman es miedo”, aseguró.