Santo Domingo.– La República Dominicana se encuentra en una situación crítica de degradación de suelos, con un 70 % del territorio nacional en riesgo de desertificación, según alerta el más reciente Informe GEO 2024 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
El documento, que analiza las presiones ambientales sobre el país, señala que factores como la deforestación, la pérdida de reservas de carbono en el suelo y la disminución de la productividad biológica están impulsando un proceso acelerado de deterioro de la tierra.
Casi medio millón de hectáreas gravemente degradadas
En 2010, unas 496,000 hectáreas —aproximadamente el 11 % del territorio dominicano— fueron identificadas como zonas severamente afectadas por múltiples formas de degradación.
Entre ellas se encuentran la erosión del suelo, salinización, compactación y anegamiento, procesos que deterioran irreversiblemente la capacidad productiva y ecológica de esas áreas.
Además, alrededor del 21 % del país muestra niveles altos o muy altos de erosión hídrica, perdiendo más de 25 toneladas de suelo por hectárea al año, lo que compromete gravemente la seguridad alimentaria y el equilibrio de los ecosistemas.
Causas humanas y naturales impulsan el deterioro
El informe destaca que la desertificación en el país es provocada tanto por eventos climáticos extremos, como sequías y altas tasas de evaporación, como por acciones humanas directamente vinculadas al modelo agrícola y territorial.
Entre las causas antrópicas identificadas se encuentran:
- La deforestación masiva
- La expansión descontrolada de tierras agrícolas
- Prácticas agrícolas no sostenibles
- Planes de riego ineficientes
- Uso excesivo de agroquímicos
- Sobrepastoreo** de terrenos frágiles
Además, el crecimiento poblacional, la pobreza rural y la presión de los mercados sobre la producción agrícola generan una espiral de degradación que empuja a los agricultores a ocupar zonas vulnerables, muchas veces sin planificación ni control estatal.
Falta de datos, otro obstáculo
Un elemento preocupante que destaca el informe es la falta de datos sistemáticos y actualizados sobre la degradación de tierras en el país.
Esta carencia limita la capacidad del Estado para identificar zonas críticas y aplicar medidas correctivas, lo que podría agravar la crisis en los próximos años.